Los porqueros reaparecÃan con sus ovejas y sus peludas cabras. Mientras, sobre el mármol yacÃa el altivo ternero. DistribuÃan los pedazos sobre el fuego. Los cubiletes se llenaban, hasta el borde, de vino rojizo.
Aparte, el banquete era distribuido por Ulises. En un sitio innoble y en una mesa de trébedes, el PrÃncipe asignaba…
HOMERO: Odisea, XXI.
El prior Aymer aprovechó la ocasión que se le habÃa brindado, para cambiar su ropa de viaje por otra confeccionada con material todavÃa más costoso, sobre la que habÃa colocado una capa bordada con gran cuidado. Además de la sortija de oro macizo, signo de su dignidad sacerdotal, sus dedos estaban, aunque fuera contrario a los cánones, recargados de piedras preciosas. Sus sandalias eran del más fino cuero que España exporta. Su barba, cuidadosamente arreglada, habÃa sido reducida a las mÃnimas dimensiones que permitÃan las reglas de la orden a que pertenecÃa, y su tonsura se disimulaba bajo el casquete escarlata ricamente bordado.