A la mañana siguiente de la caÃda del castillo de Torquilstone, empezó a esparcirse por la ciudad de York el rumor que De Bracy y Bois-Guilbert y su confederado Front-de-Boeuf habÃan sido hechos prisioneros o estaban muertos. Waldemar llevó el rumor a Juan, temiendo que resultara ser cierto, ya que habÃan salido sólo con un pequeño grupo para atacar a Cedric el Sajón y sus acompañantes. En cualquier otra ocasión, el prÃncipe hubiera considerado aquel acto de violencia como algo divertido; pero ahora, puesto que retrasaba e impedÃa sus planes, juró contra los que tal habÃan hecho, habló de leyes transgredidas, de la alteración del orden público y de atentado a la propiedad privada, todo ello expresado en un tono de voz que parecÃa el del rey Alfredo.
—Estos merodeadores sin escrúpulos… —decÃa—. Si algún dÃa llegara a ser monarca de Inglaterra los colgarÃa a todos del puente levadizo de su propio castillo.