Ivanhoe

XLI

Aclaman a los pequeños señores, aquéllos que, aunque nobles, no son felices. Ellos ven nuestros pasatiempos bajo la umbría sombra de cada verde árbol, y todo el alegre bosque les da la bienvenida.

ANDREW MACDONALD: Love and Royalty.

Los recién llegados eran Wilfred de Ivanhoe, montando el palafrén del prior, y Gurth, que le acompañaba montado a su vez sobre el propio caballo de batalla del caballero. El asombro de Gurth sobrepasó todos los límites cuando vio a su amo, salpicado de sangre y rodeado de seis o siete cadáveres, en el pequeño claro de bosque donde había tenido lugar la refriega. No quedó menos sorprendido al ver a Ricardo rodeado de tantos monteros forajidos, como parecían ser, que infestaban aquellos bosques y que constituían un peligroso cortejo para un príncipe. Dudaba sobre si tenía que dirigirse al rey como Caballero Negro, o qué otro tratamiento debía darle. Ricardo se dio cuenta de sus vacilaciones.

—No temas nada, Wilfred. Puedes dirigirte a mí como al mismo Ricardo Plantagenet, ya que le encuentras en compañía de fieles corazones ingleses, aunque bien pueda ser que se hayan visto obligados a retirarse algo, por la fuerza y el calor de la sangre inglesa.

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