Aclaman a los pequeños señores, aquéllos que, aunque nobles, no son felices. Ellos ven nuestros pasatiempos bajo la umbrÃa sombra de cada verde árbol, y todo el alegre bosque les da la bienvenida.
ANDREW MACDONALD: Love and Royalty.
Los recién llegados eran Wilfred de Ivanhoe, montando el palafrén del prior, y Gurth, que le acompañaba montado a su vez sobre el propio caballo de batalla del caballero. El asombro de Gurth sobrepasó todos los lÃmites cuando vio a su amo, salpicado de sangre y rodeado de seis o siete cadáveres, en el pequeño claro de bosque donde habÃa tenido lugar la refriega. No quedó menos sorprendido al ver a Ricardo rodeado de tantos monteros forajidos, como parecÃan ser, que infestaban aquellos bosques y que constituÃan un peligroso cortejo para un prÃncipe. Dudaba sobre si tenÃa que dirigirse al rey como Caballero Negro, o qué otro tratamiento debÃa darle. Ricardo se dio cuenta de sus vacilaciones.
—No temas nada, Wilfred. Puedes dirigirte a mà como al mismo Ricardo Plantagenet, ya que le encuentras en compañÃa de fieles corazones ingleses, aunque bien pueda ser que se hayan visto obligados a retirarse algo, por la fuerza y el calor de la sangre inglesa.