Por lo tanto, las miradas de los miembros de la considerable concurrencia se dirigÃan a la puerta del preceptorio de Templestowe con el propósito de ser testigo de la procesión, mientras una multitud todavÃa mayor se habÃa situado en el prado próximo a la fundación. Este prado estaba rodeado por una valla, habÃa sido cuidadosamente nivelado y era el lugar de entrenamiento en los ejercicios militares de los templarios. Ocupaba el anfiteatro de una suave colina rodeada por una empalizada y un graderÃo, porque a los templarios les gustaba invitar a la gente para que contemplara su destreza en hechos de caballerÃa. Por esto, además de los graderÃos habÃa gran cantidad de bancos para los espectadores.
Para esta ocasión habÃan erigido un trono para uso del gran maestre, situado hacia el extremo oriental rodeado de distinguidos sitiales para los preceptores y caballeros de la Orden. Sobre ellos flotaba el sagrado estandarte de Le Beau-seant, que era la insignia y el grito de guerra de los templarios.