Hamlet

HAMLET.— Pues, mira tú, en qué opinión tan baja me tienes. Tú me quieres toca; presumes conocer mis registros, pretendes extraer lo más íntimo de mis secretos, quieres hacer que suene desde el más grave al más agudo de mis tonos y ve aquí este pequeño órgano, capaz de excelentes voces y de armonía que tú no puedes hacer sonar. ¿Y juzgas que se me tañe a mí con más facilidad que a una flauta? No, dame el nombre del instrumento que quieras; por más que le manejes y te fatigues, jamás conseguirás hacerle producir el menor sonido.

Escena XVIII

Polonio y dichos.

HAMLET.— ¡Oh! Dios te bendiga.

POLONIO.— Señor, la reina quisiera hablaros al instante.

HAMLET.— ¿No ves allí aquella nube que parece un camello?

POLONIO.— Cierto, así en el tamaño parece un camello.

HAMLET.— Pues ahora me parece una comadreja.

POLONIO.— No hay duda, tiene figura de comadreja.

HAMLET.— O como una ballena.

POLONIO.— Es verdad, sí, como una ballena.

HAMLET.— Pues al instante iré a ver a mi madre. Tanto harán estos que me volverán loco de veras. Iré, iré al instante.

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