Hamlet

HORACIO.— [Lee la carta] «Horacio: Luego que hayas leído esta, dirigirás esos hombres al rey para el cual les he dado una carta. Apenas llevábamos dos días de navegación, cuando empezó a darnos caza un pirata muy bien armado. Viendo que nuestro navío era poco velero, nos vimos precisados a apelar al valor. Llegamos al abordaje. Yo salté el primero en la embarcación enemiga, que al mismo tiempo logró desaferrarse de la nuestra, y por consiguiente me hallé solo y prisionero. Ellos se han portado conmigo como ladrones compasivos, pero ya sabían lo que se hacían, y se lo he pagado muy bien. Haz que el rey reciba las cartas que le envío, y tú ven a verme con tanta diligencia como si huyeras de la muerte. Tengo unas cuantas palabras que decirte al oído que te dejarán atónito, bien que todas ellas no serán suficientes a expresar la importancia del caso. Esos buenos hombres te conducirán hasta aquí. Guillermo y Ricardo siguieron su camino a Inglaterra. Mucho tengo que decirte de ellos. Adiós. Tuyo siempre, Hamlet».

Vamos. Yo os introduciré para que presentéis esas cartas. Conviene hacerlo pronto, a fin de que me llevéis después a donde queda el que os las entregó.

Escena XXI

Gabinete del rey.

CLAUDIO, Laertes.

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