Entran DESDÉMONA, CASIO y EMILIA.
DESDÉMONA
Tened por cierto, buen Casio,
que haré cuanto pueda en vuestro apoyo.
EMILIA
Hacedlo, señora. Os juro que mi esposo
está sufriendo como si fuera cosa propia.
DESDÉMONA
Es un buen hombre. Casio, haré
que Otelo y vos volváis a ser
tan amigos como antes.
CASIO
Generosa señora,
pase lo que pase a Miguel Casio,
será siempre vuestro fiel servidor.
DESDÉMONA
Lo sé. Gracias. Apreciáis a mi señor,
le conocéis hace tiempo y podéis
estar seguro de que no se alejará
en su despego más de lo prudente.
CASIO
Sí, señora, mas tal vez
la prudencia dure demasiado,
o viva de alimento tan ligero,
o crezca tanto por las propias circunstancias
que, en mi ausencia y ocupado ya mi puesto,