Romeo y Julieta

Ahí tienes tu oro, veneno más funesto para el corazón de los mortales, causante de más homicidios en este mundo odioso que esas pobres misturas que no tienes permiso de vender. Yo te entrego veneno, tú a mí ninguno me has vendido. Adiós, compra pan y engórdate. ¡Ven, cordial, no veneno! Ven conmigo al sepulcro de Julieta; pues en él es donde debes servirme.

Escena II

(La celda de Fray Lorenzo)

(Entra FRAY JUAN)

FRAY JUAN

¡Hermano francisco, reverendo padre, eh!

(Entra FRAY LORENZO)

FRAY LORENZO

Ésta es, sí, la voz de Fray Juan. Bienvenido de Mantua. ¿Qué dice Romeo? Si se expresa por escrito, dadme su carta.

FRAY JUAN

Buscando, para acompañarme, un hermano descalzo, miembro de nuestra orden, que se hallaba visitando los enfermos de esta población, al dar con él, los inspectores de la ciudad, sospechando que estábamos en un convento donde reinaba el mal contagio, cerraron las puertas y no quisieron dejarnos salir. Así, pues, mi viaje a Mantua quedó allí en suspenso.

FRAY LORENZO

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