Romeo y Julieta

Esta carta comprueba las palabras del monje; el relato de su mutuo amor, la comunicación de la muerte de Julieta. Dice Romeo que adquirió el veneno de un pobre boticario y asimismo que vino a morir a este panteón y a reposar al lado de ella. ¿Dónde están esos contrarios? ¡Capuleto! ¡Montagüe! ¡Ved qué maldición está pesando sobre vuestros odios, cuando el cielo halla medio para matar vuestras alegrías sirviéndose del amor! Y yo, por también tolerar vuestras discordias, he perdido dos deudos. Castigado todo.

CAPULETO

¡Oh, Montagüe, hermano mío, dame la mano!

(Estrecha la mano de MONTAGÜE)

Ésta es la viudedad de mi hija: nada más puedo pedirte.

MONTAGÜE

Pero yo puedo más darte; pues, de oro puro, la erigiré una estatua, para que mientras Verona por tal nombre se conozca, no se alce en ella busto de más estima que el de la bella y fiel Julieta.

CAPULETO

De igual riqueza se alzará Romeo a su lado. ¡Pobres ofrendas de nuestras rencillas!

PRÍNCIPE

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