Romeo y Julieta

ROMEO

Y yo de continuo estaré ante ti, para hacerte olvidar sin interrupción, olvidándome de todo otro hogar que éste.

JULIETA

Casi es de día. Quisiera que te hubieses ido; pero no más lejos de lo poco que una niña traviesa deja volar al pajarillo que tiene en la mano; infeliz cautivo de trenzadas ligaduras, al que así atrae de nuevo, recogiendo de golpe su hilo de seda. ¡Tanto es su amor enemigo de la libertad del prisionero!

ROMEO

Yo quisiera ser tu pajarillo.

JULIETA

Yo también lo quisiera, dulce bien; pero te haría morir a fuerza de caricias. ¡Adiós! despedirse es un pesar tan dulce, que adiós, adiós, diría hasta que apareciese la aurora.

(Se retira)

ROMEO

¡Que el sueño se aposente en tus ojos y la paz en tu corazón! ¡Quisiera ser el sueño y la paz para tener tan dulce lecho! Me voy de aquí a la celda de mi padre espiritual, para implorar su asistencia y noticiarle mi dichosa fortuna.

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