FLAUTO.—¡Oh dulce y bravo Bottom! ¡Ha perdido así seis peniques diarios por toda su vida! Imposible que fuera menos; que me ahorquen si el duque no le hubiera dado seis peniques diarios por haber representado a Píramo. Que me cuelguen si no los merece: seis peniques diarios por Píramo o nada.
(Entra BOTTOM).
BOTTOM.—¿Dónde están esos muchachos? ¿Dónde están esos corazones?
QUINCIO.—¡Bottom! ¡Oh magnífico día! ¡Oh felicísima hora!
BOTTOM.—Maestros, he de contaros mil prodigios, pero no me preguntéis qué; si os lo digo, llamadme mal ateniense. Os diré punto por punto lo que ocurrió.
QUINCIO.—Contadlo, amable Bottom.