Trabajos de amor perdidos

BEROWNE.—No mi buen señor. He jurado permanecer con vos; y aunque haya hablado más sobre la ignorancia que podríais decir vos sobre la ciencia angélica, mantendré mi juramento y sufriré la penitencia cada uno de los días de estos tres años. Entregadme ese papel, que yo lo lea y firme con mi nombre los más vigorosos decretos.

REY.—¡He aquí una sumisión que te levanta a nuestros ojos!

BEROWNE.—(Leyendo.) «Ítem. Ninguna mujer se acercará a más de una milla de mi Corte». ¿Se ha proclamado esto?

LONGAVILLE.—Hace cuatro días.

BEROWNE.—Veamos la penalidad. (Leyendo.) «Bajo pena de perder la lengua». ¿Quién ha tomado esta decisión?

LONGAVILLE.—A fe mía, a mí se debe.

BEROWNE.—Y ¿por qué, distinguido señor?

LONGAVILLE.—Para atemorizarlas con esta terrible penalidad.

eXTReMe Tracker