El Dr. Jekyll y Mr. Hyde

Capítulo 7 El incidente de la ventana

Sucedió que un domingo, cuando Utterson y su amigo, en su paseo habitual, volvieron a pasar por aquella calle, al llegar ante aquella puerta, ambos se detuvieron a mirarla.

-Bien -dijo Enfield-, afortunadamente se acabó aquella historia. Ya no veremos nunca al señor Hyde.

-Esperemos -dijo Utterson-. ¿Os he dicho que lo vi una vez y que inmediatamente también yo lo detesté?

-Imposible verlo sin detestarlo -replicó Enfield-. Pero, ¡qué burro me habréis juzgado! ¡No saber que esa puerta es la de atrás de la casa de Jekyll! Luego lo he descubierto, y, en parte, por culpa vuestra.

-¿Así que lo habéis descubierto? -dijo Utterson-. Pues, si es así, venga, ¿por qué no entramos en el patio y echamos un vistazo a las ventanas? De verdad, me preocupa mucho el pobre Jekyll, y pienso que una presencia amiga le pueda hacer bien, incluso desde fuera.

El patio estaba frío y húmedo, ya invadido por un precoz crepúsculo, aunque el cielo, en lo alto, estuviese iluminado por el ocaso. Una de las tres ventanas estaba medio abierta; y sentado allí detrás, con una expresión de infinita tristeza en la cara, como un prisionero que toma aire entre rejas, Utterson vio al doctor Jekyll.

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