María Pávlovna ejercía una gran influencia sobre Máslova, porque ésta le había tomado gran cariño.
La otra influencia era la de Simonson. Y ésta era debida a que Simonson se había enamorado de Máslova.
Todos los hombres viven y proceden en parte por sus propias ideas y en parte por las de los demás. La medida en que los hombres viven por sus propias ideas o por las ajenas constituye una de las principales diferencias entre ellos. Unos hombres —en la mayor parte de los casos— utilizan sus ideas como un juego intelectual y emplean su razón como la rueda de una máquina de la que han quitado la correa transmisora, y en su conducta se someten a las de otros, como las costumbres, tradiciones y leyes; otros, considerando sus ideas como el principal promotor de toda su actividad, casi siempre se someten a las exigencias de su propia razón; sólo alguna vez, después de una apreciación crítica, se guían por las de los demás. A este tipo de hombres pertenecía Simonson. Analizaba todo, decidía por su propia razón, y una vez decidido lo realizaba.