Leer online Resurrección

Leer online Resurrección

XIX

El cielo estaba tachonado de estrellas. Volviendo por el camino helado, Nejliúdov regresó a la posada. Llamó a una ventana que estaba oscura y el mozo de los hombros anchos, descalzo, le franqueó la puerta y le introdujo en el zaguán. A la derecha del zaguán, en una sala sin chimenea, se oían los ronquidos de los cocheros y el ruido que producían los caballos al masticar la avena. Una puerta a la izquierda conducía a una habitación limpia. En la habitación olía a ajenjo y sudor, y se oía al otro lado del tabique el uniforme ronquido de unos pulmones potentes. En la estancia, delante de un icono, ardía una lamparilla en un globo rojo de cristal. Nejliúdov se desnudó, colocó sobre el diván de gutapercha su manta de viaje y su almohada de cuero y se acostó. Repasó en su imaginación todo lo que había visto y oído aquel día. Lo más tremendo le pareció la escena de aquel niño durmiendo sobre la humedad que destilaba el cubo maloliente, con la cabeza colocada sobre el pie de un preso.





eXTReMe Tracker