Las aventuras de Tom Sawyer

—Voy a decírtelo. La puerta trasera de ese número dos es la que da a aquel callejón sin salida que hay entre la posada y aquel nidal de ratas del almacén de ladrillos. Pues ahora vas a reunir todas las llaves de puertas a que puedas echar mano y yo cogeré todas las de mi tía, y en la primera noche oscura vamos allí y las probamos. Y cuidado con que dejes de estar en acecho de Joe el Indio, puesto que dijo que había de volver otra vez por aquí para buscar una ocasión para su venganza. Si le ves, le sigues; y si no va al número dos, es que aquél no es el sitio.

—¡Cristo!, ¡no me gusta eso de seguirlo yo solo!

—Será de noche, seguramente. Puede ser que ni siquiera te vea, y si te ve, puede que no se le ocurra pensar nada.

—Puede ser que si está muy oscuro, me atreva a seguirle. No lo sé, no lo sé… Trataré de hacerlo.

—A mí no me importaría seguirle siendo de noche, Huck. Mira que acaso descubra que no puede vengarse y se vaya derecho a coger el dinero.

—Tienes razón; así es. Le seguiré…, le he de seguir aunque se hunda el mundo.

—Eso es hablar. No te ablandes, Huck, que tampoco he de aflojar yo.

eXTReMe Tracker