La piedra cansada

Cuadro Undécimo

En la Intipampa. Noche. Muchedumbre. Efervescencia.

QUECHUA PRIMERO: —El dios de la centella está enfadado. Así lo dice el oráculo. Un horrorífico sacudimiento de tierra han anunciado sacerdotes y adivinos. Volved a vuestros hogares y matad, sin demora, cuantas tórtolas podáis.

MUJER PRIMERA: —Encaminaos, antes, a los templos, a las huatas y ofreced a Viracocha, como exvotos, objetos de plata y cobre, puñados de tierra y pintadas piedrecillas.

MUJER 2: —Agolpadas al umbral de sus viviendas, las mujeres, para ahuyentar el mal, deben echar al viento, como lo hacen para ahuyentar la lluvia, sus cabelleras libres, desgreñadas.

MUJER 3: —Pero, en suma, ¿cuál es, según los villacs, la causa de la cólera divina?

QUECHUA 2: —¡Algunas esposas han dado a luz criaturas abortadas!

QUECHUA 3: —¡Una doncella del templo de las Escogidas, ha salido enloquecida y se ha arrojado al Huatanay!

MUJER 4: —Los niños, como poseídos del supay, gimen y se debaten, arañando los senos maternales.

PIRUC PRIMERO: —Multitud piadosa, oíd: las nubes de la tarde han sido extrañas…

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