La piedra cansada

QUECHUA 13: —De otro modo, si eso no es cierto, habrá que creer que los guerreros del Sol se han vuelto locos, volviéndose de pronto y sin motivo, contra la capital del Imperio.

AUQUI: —¡Silencio, gentes ignorantes, timoratas! Lo que vosotros tomáis por signos de turbulencia o de amenaza de las huestes contra el Cuzco, no es otra cosa, como os dijo ya un saldado, que los ecos del regocijo delirante de los héroes que vuelven.

LA MULTITUD: —¡Viracocha proteja a su pueblo! (De pronto una violenta sacudida agita a la multitud. Una marcha guerrera suena a lo lejos. La multitud exclama, —unas despavoridos, otros entusiastas— en medio de una gran confusión). ¡Tolpor!… ¡Tolpor!… ¡Los expedicionarios de los Andes!… ¡Los vencedores de los kobras!… (La multitud, mirando a uno y otro lado de la escena, indecisa, espera).

SALLCUPAR: —Toda la madera del reino no alcanzaría para fabricar la jaula destinada a guardar mi gran secreto…

LA MULTITUD, yendo repentinamente al encuentro de las tropas: —¡Illapisko! ¡Illarini! ¡Koychi-kuychi!… (Vítores, aclamaciones).

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