—Relato de la exploración. —Se deciden a dejar el «Sloughi». —Descarga y rompimiento del yate. —Una borrasca que acaba con él. —Acampados debajo de la tienda. —Construcción de una balsa. —Carga y embarque. —Dos noches en el rÃo. —Llegada a «French-den».
Ya pueden figurarse nuestros lectores la acogida que se hizo a los cuatro exploradores: Gordon, Cross, Baxter, Garnett y Webb les dieron un abrazo, y los pequeños se les colgaron del cuello.
HabÃan tenido tanto miedo de no volverlos a ver, temÃan que se hubiesen extraviado, que hubieran caÃdo en mano de los indÃgenas, o que hubieran sido pasto de algunos animales carnÃvoros: hubo, en fin, exclamaciones de júbilo y buenos apretones. Phann tomó parte, como era natural, en aquella alegrÃa, y mezclaba sus ladridos a los hurras de los niños.
Ya estaban de vuelta, y no quedaba más que saber el resultado de la expedición; pero como se encontraban cansados, lo dejaron para el siguiente dÃa.
—¡Estamos en una isla!
Esto fue todo lo que Briant dijo, y era lo bastante para que el porvenir apareciese bajo los más sombrÃos colores. A pesar de eso, Gordon acogió la noticia sin mucho desaliento.
—¡Bueno! lo esperaba, parecÃa decir, y no me sorprende.