Dos años de vacaciones

II

—En medio de la resaca. —Briant y Doniphan. —Observación de la costa. —Preparativos de salvación. —Disputa por la canoa. —Desde lo alto de palo de mesana. —Valerosa tentativa de Briant. —Efectos del reflejo.

Libre ya de nieblas el espacio, la mirada podíase extender sin dificultad por un vasto radio en derredor del schooner. Las nubes corrían siempre con extremada rapidez, y la borrasca no perdía nada de su furia; su misma violencia hacía esperar que acabase pronto, y que una calma bienhechora tranquilizase algún tanto a esos pobres niños que, apretándose unos con otros, debían creerse perdidos sin remedio cuando alguna gigantesca ola caía encima del puente, cubriéndolos de espuma. Los choques eran bastante rudos; el schooner, que no podía evitarlos, se estremecía hasta la quilla, pero no había, sin embargo, recibido gran daño al penetrar entre las rocas. Briant y Gordon bajaron a los camarotes, y asegurándose de que el buque no hacía agua por ninguna parte, tranquilizaron en cuanto les fue posible a sus compañeros, y sobre todo a los pequeños, diciéndoles:

—¡No tengáis miedo!… ¡El yate es muy sólido!… ¡La costa no está lejos!… Esperemos y procuremos llegar a la playa.

—¿Y por qué esperar? —preguntó Doniphan.

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