El faro del fin del mundo

Hubiérase podido proceder desde luego al cargamento si, con gran disgusto de Kongre y de sus compañeros, impacientes por abandonar la isla, no hubiera sido necesario esperar la próxima marea para poner la goleta a flote.

Esta marea se produjo el 14 de febrero. Aquel día, la quilla se desprendió de su lecho de arena y se deslizó sin esfuerzo, quedando a flote en la bahía. No había más que ocuparse de la carga.

Salvo circunstancias imprevistas, la Carcante podría en breve plazo zarpar de la bahía de Elgor, descender hacia el estrecho de Lemaire y navegar a toda vela hacia los mares del Pacífico.

SEGUNDA PARTE

I

VAZQUEZ

Desde la llegada de la goleta a la bahía de Elgor, Vázquez había vivido en el litoral del cabo de San Juan, de donde no quería alejarse. Si algún barco llegaba para hacer escala, al menos estaba allí para prevenir al capitán que la bahía estaba ocupada por una banda de malhechores; y en caso que el barco no contara con tripulación suficiente para apoderarse de ellos o arrojarlos hacia el interior de la isla, tendría el tiempo suficiente de ganar alta mar.

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