El faro del fin del mundo

Vázquez debía, por lo tanto, tomar sus precauciones, y no avanzó hasta asegurarse que estaba desierta la entrada de la bahía.

En pocos minutos llegó al sitio de la catástrofe. La marea estaba baja y pudo dar la vuelta al barco, leyendo en la popa: Century Mobile.

Era, pues, un velero americano, teniendo por puerto de matrícula aquella capital del Estado de Alabama, al sur de la Unión, sobre el golfo de México. El Century estaba perdido totalmente. No se veía ningún superviviente del naufragio, y en cuanto al barco, no quedaba de él más que un casco informe, que al choque habíase divido en dos. Las olas habían dispersado la carga: cajas, fardos, barricas estaban esparcidas a lo largo del cabo, sobre la playa.

El casco del Century estaba en seco y Vázquez pudo examinar el interior. La devastación era completa. Las olas lo habían destruido todo. No había alma viviente, ni oficiales ni, marineros.



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