El faro del fin del mundo

 LOS RESTOS DEL “CENTURY”

Allí estaban Kongre, Carcante y toda la banda, atraída por el instinto del pillaje. La víspera, en el momento que el sol iba a desaparecer en el horizonte, Carcante había divisado desde la galería del faro un barco de tres palos que navegaba hacia el este. Kongre pensó que este barco trataba de ganar el estrecho de Lemaire, para buscar abrigo en la costa occidental de la isla. Mientras fue de día siguieron sus movimientos, y cuando se hizo de noche pudieron distinguir las luces de situación, no tardando en advertir que estaba sin gobierno y que no demoraría en estrellarse contra la costa cuya proximidad no sospechaba. Si Kongre hubiera encendido el faro, tal vez hubiese desaparecido el peligro; por eso se guardó bien de hacerlo, y cuando las luces del Century se hubieron apagado, no dudaron que el barco acababa de parecer entre el cabo San Juan y la punta Several. 

Al día siguiente, el huracán continuó desencadenándose con furor. Era absurdo pensar que la goleta pudiera hacerse a la mar. Imponíase un retraso tal vez de algunos días, circunstancia grave estando bajo la amenaza de la llegada del relevo del faro. No había más remedio que esperar a todo evento; después de todo, no era más que 19 de febrero. Lo probable era que el temporal amainase antes de fin de mes y en cuanto el mar se calmara, la Carcante levaría anclas.

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