El faro del fin del mundo

Poco después se separaron, y Carcante se dirigió hacia la puerta del faro.

—Cuidado —dijo Vázquez— ; sin duda ese bandido va a subir a la galería. Los dos se deslizaron hasta el fondo de su escondrijo.

Efectivamente, Carcante subía por última vez al faro. La goleta, iba a partir enseguida, y quería inspeccionar el horizonte para ver si algún barco aparecía a la vista de la isla. La noche prometía ser hermosa, el viento había amainado y seguramente tendrían buena navegación. Cuando Carcante hubo llegado a la galería del faro, John Davis y Vázquez le vieron muy distintamente que daba la vuelta, dirigiendo su larga vista sobre todos los puntos del horizonte.

De pronto se escapó de su boca un verdadero rugido. Kongre y los demás habían leva ntado la vista hacia él. Entonces, con una voz que todos oyeron perfectamente. Carcante gritó:

—¡El “aviso”!... ¡El “aviso”!...

VI

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