El faro del fin del mundo

LA GOLETA “MAULE”

Seguramente que no se calumniaba a estos miserables arrojándoles a la cara el nombre de piratas. Esta criminal existencia debían haberla llevado en los parajes de las Salomón y de las Nuevas Hébridas, donde los barcos eran todavía frecuentemente atacados en aquella época. Y sin duda, a consecuencia de la batida organizada contra los piratas por el Reino Unido, Francia y América en esta parte del Océano Pacífico, nuestros bandidos tuvieron que refugiarse en el archipiélago magallánico, luego en la Isla de los Estados, donde se dedicaron a recoger restos de naufragios.

Cinco o seis de los compañeros de Kongre y de Carcante habían también navegado como pescadores y marineros de buques mercantes y estaban habituados a la vida de mar. Los demás serían el complemento de la tripulación, si la banda lograba apoderarse de la goleta. Esta goleta, a Juzgar por su casco y su arboladura, no debía ser de más de 150 a 160

toneladas. Una ráfaga del oeste la había arrojado durante la noche en un banco de arena sembrado de rocas, contra las que hubiera podido estrellarse. Pero no parecía que el casco hubiese sufrido gran cosa. Inclinada sobre babor, descubría hacia el mar su banda de estribor. Su arboladura estaba intacta: el mástil de mesana, el palo mayor, el bauprés y las velas.

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