El faro del fin del mundo

LA “MAULE” EN REPARACION

Kongre y sus compañeros se disponían, sin pérdida de momento, a reparar las averías de la goleta, dejándola en disposición para una larga travesía en el Pacífico, después de haber embarcado en ella, lo más pronto posible, toda la carga almacenada en la caverna. Las reparaciones del casco de la Maule constituían una operación de bastante importancia. Pero Vargas, el carpintero, conocía bien su oficio, y no faltando útiles ni materiales, el trabajo se ejecutaría en buenas condiciones.

En primer lugar, era necesario dejar en seco la goleta; luego, echarla sobre estribor, para que las reparaciones pudieran hacerse al exterior.

La faena era algo pesada, pero tenían por delante todavía dos meses de buen tiempo. En cuanto al relevo de los torreros, ya sabía Kongre a qué atenerse. En el libro del faro había hallado todo lo que le interesaba conocer: no debiéndose hacer el relevo más que cada tres meses, el aviso Santa Fe no llegaría a la bahía Elgor, antes de los primeros días de marzo, y aun estaban en los últimos de diciembre.

El libro indicaba también los nombres de tres torreros: Moriz, Felipe y Vázquez. Además, las camas indicaban que las habitaciones del faro habían estado ocupadas por tres personas.

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