Los Hijos del Capitán Grant en la América del Sur

Thalcave se encargó del negocio rápidamente, consiguieron siete caballos de raza argentina con sus monturas, cincuenta kilos de charqui, algo de arroz y unos odres de cuero para el agua; por ello pagaron veinte onzas de oro, cuyo valor los indios conocían. Glenarvan quiso comprar también un caballo para Thalcave, pero éste le hizo entender que no lo necesitaba. Llegaron al campamento rápidamente y fueron recibidos con grandes aclamaciones. Todos comieron con apetito y Roberto también tomó algún alimento. El resto del día lo pasaron en absoluto reposo, conversando de sus amigos ausentes. Paganel no se separaba de Thalcave un solo instante, era su sombra; no se cansaba de ver a un verdadero patagón junto al que parecía enano. Lo abrumaba con frases españolas y trataba de aprender español sin libros.

-¿Quién me hubiera dicho que iba a tener por, maestro de español a un patagón? -le decía al mayor.

CAPITULO 16

EL RIO COLORADO

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