Viaje al centro de la tierra

Tantos honores tenían necesariamente que suscitarle envidiosos. Así sucedió, en efecto, y, como sus teorías, basadas en hechos ciertos, contradecían los sistemas establecidos por la ciencia sobre la cuestión del fuego central, sostuvo verbalmente y por escrito muy notables polémicas con los sabios de todos los países.

Por lo que a mí respecta, no puedo aceptar su teoría relativa al enfriamiento; a pesar de cuanto he visto, creo y seguiré creyendo siempre en el calor central; pero confieso que ciertas circunstancias, aún no muy bien definidas, pueden modificar esta ley bajo la acción de ciertos fenómenos naturales.

En el momento en que más enconadas eran las discusiones, experimentó mi tío un verdadero disgusto. Hans, a pesar de sus ruegos, se marchó de improviso de Hamburgo. El hombre a quien todo se lo debíamos no quiso permitir que le pagásemos nuestra deuda, minado por la nostalgia que le producía el recuerdo de su querida Islandia.

Färval! —nos dijo un día; y, sin más despedida, partió para Reykiavik adonde llegó felizmente.

Profesábamos un verdadero afecto a aquel hombre singular que nos había salvado la vida en varias ocasiones; su ausencia no nos hará olvidar la deuda de gratitud que tenemos con él contraída, y abrigo la esperanza de no abandonar este mundo sin volver a verle otra vez.

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