La máquina del tiempo

11 - El Palacio de Porcelana Verde

Encontré el Palacio de Porcelana Verde, al filo de mediodía, desierto y desmoronándose en ruinas. Sólo quedaban trozos de vidrio en sus ventanas, y extensas capas del verde revestimiento se habían desprendido de las armaduras metálicas corroídas. El palacio estaba situado en lo más alto de una pendiente herbosa; mirando, antes de entrar allí, hacia el nordeste, me sorprendió ver un ancho estuario, o incluso una ensenada, donde supuse que Wandsworth [21] y Battersea [22] debían haber estado en otro tiempo. Pensé entonces —aunque no seguí nunca más lejos este pensamiento—, qué debía haber sucedido, o qué sucedía, a los seres que vivían en el mar.

Los materiales del palacio resultaron ser, después de bien examinados, auténtica porcelana, y a lo largo de la fachada vi una inscripción en unos caracteres desconocidos. Pensé, más bien neciamente, que Weena podía ayudarme a interpretarla, pero me di cuenta luego de que la simple idea de la escritura no había nunca penetrado en su cabeza. Ella me pareció siempre, creo yo, más humana de lo que era, quizá por ser su afecto tan humano.


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