Este librero de ocasión pasa de la página al acto, de la biblioteca a la alcoba, del libro a la cama con el desenfado y el tacto de un erudito y de un disoluto. Entre lo que la lectura de ciertos libros suscita en la fantasÃa sexual de un librero bibliófilo y los actos que su fantasÃa le conducen irresistiblemente a llevar a cabo, median apenas sutiles fronteras que ningún ser humano serÃa capaz de delimitar y menos aún de juzgar?