La sorprendente e increÃble historia de Herb Bleine pudo empezar asÃ: ?Lo siento, señor Walker... No me encuentro bien. En efecto, el joven empleado de «Mulvane Car Supplies Ltd. » estaba lÃvido, trémulo y febril. No hacÃa falta ser médico para darse cuenta. ? ¡Canastos, Herb! ¿Qué te pasa? ? No lo sé, señor Walker... Siento escalofrÃos, mareos... Nunca me he sentido asÃ. Herb Bleine jamás habÃa faltado al trabajo por una indisposición. Posiblemente, ya no se sentÃa bien cuando acudió aquel lunes por la mañana, como de costumbre, al establecimiento. Era puntual como un cronómetro.