Ella era alta, esbelta, de formas generosamente contorneadas, cintura de avispa, caderas de ánfora y piernas largas y perfectamente proporcionadas. LleÂvaba el pelo teñido según la última moda, es decir, en un tono rosadovioleta que contrastaba agradableÂmente con el intenso, verde de sus pupilas. Ray Trudno se quedó boquiabierto al verla en el salón de su apartamiento al regresar del baño. ?¿Quién es usted? ?preguntó?. ¿Qué hace aquà en mi casa? ¿Cómo ha entrado sin que yo lo supiera? La joven rió suavemente. ?Hace usted demasiadas preguntas a un tiempo, señor Trudno ?manifestó?. ¿Por qué no me invita antes a una copa de uno cualquiera de los maraviÂllosos licores que elaboran ustedes, los terrÃcolas?