Intentó huir, pero las manos del hombre fueron más rápidas y se cerraron en torno a su cuello.La mujer pataleó furiosamente, pero sus fuerzas no podÃan compararse con las del hombre que la estrangulaba despiadadamente.Con sus últimos instantes de consciencia, percibió algo que aumentó más el horror de la situación. Aquel espantoso hedor que se desprendÃa del hombre. ¿Acaso era cierto que tenÃa la facultad de resucitar a su voluntad?