LA chica corrÃa desaladamente por la playa. Soplaba una brisa marina de regular intensidad, lo que, unido a su propia carrera, hacÃa que sus largos cabellos oscuros ondeasen al viento como una extraña bandera. La playa tenÃa poca anchura, pero, en cambio, era muy larga, casi hasta perderse de vista a ambos lados. Su forma era de media luna, muy suave, poco pronunciada, y tenÃa la arena fina y muy compacta.