La llamada sonaba desde hacÃa muchos años. El aparato que la producÃa estaba allÃ, en el vértice de la montaña, pero nadie lo habÃa visto desde que alguien lo instalara en aquel lugar.El Primero que lo vio fue Roger Walker, un británico agregado a la II Expedición Norteamericana a la Luna. Uno de los varios méritos de Walker para conseguir la agregadurÃa habÃa sido su habilidad como topógrafo.En vista de ello, un buen dÃa, provisto de una pequeña mochila con todos los instrumentos necesarios para su trabajo, más el correspondiente repuesto de comida, agua y oxÃgeno, y una pequeña tienda estanca, que podÃa ser montada y desmontada con suma facilidad, emprendió la ascensión al Cabo Laplace, a 2.930 metros de altura sobre el nivel del Mar de las Lluvias, desde cuyo vértice geodésico pensaba realizar algunas mediciones con objeto de perfeccionar los mapas lunares.