Reseña de Las páginas amarillas
A Bruce Barsom le fastidiaba sobremanera la tarea que estaba desempeñando, pero no tenĂa otro remedio que hacerla. Al fin y al cabo, en las «páginas amarillas» se anunciaba para toda clase de servicios». Por tanto, alguien le habĂa contratado para pasear un horrible chucho, que parecĂa el compendio y summum de toda fealdad, y que, además, tenĂa un genio espantoso.Barsom, sin embargo, habĂa sabido domesticarlo. El primer dĂa tuvo que aguantar como pudo las trastadas del infecto bicho, que se empeñaba en destrozarle los bajos de los pantalones y los calcetines, sin parar cuenta en que tales prendas cubrĂan sus tobillos. Al segundo dĂa, saliĂł de casa provisto de un bastĂłn, con el que dio un par de ligeros toques al animal. El perro, en medio de todo, era inteligente y aprendiĂł muy pronto la lecciĂłn.