Cuando el hombre extraviado vio la luz que brillaba entre elespeso bosque, lanzó un enorme suspiro de alivio. Al mismo tiempo, un lobo aulló a lo lejos. Emil Kapp mirócon aprensión a su alrededor. El tiempo era frÃo, aunque todavÃa no habÃa señales de quefuera a nevar. Kapp, sin embargo, no podÃa descartar la posibilidad de seratacado por un lobo. Ya se lo habÃan advertido en Bawurass, cuando declaró enla posada sus intenciones de cazar un buen venado. La noche se le habÃa venido encima casi sin sentirlo. En elbosque de Kirsonfeld no habÃa senderos apenas. Cuando Kapp se dio cuenta, yaestaba perdido.