El hombre corrÃa alocadamente en la oscuridad.No sabÃa cuál era su rumbo; estaba completamente despistado.Perdido en las tinieblas, sus pasos resonaban con sordos chasquidos contra el asfaltado de las calles.Jadeaba por falta de aire. El corazón le percutÃa dolorosamente contra las costillas y las piernas se negaban a sostenerle en ocasiones. El sudor le corrÃa a chorros por la cara, formando menudos arroyuelos que luego iban a perderse por el interior de su vestimenta.De súbito, un extraño zumbido sonó muy cerca de él. Se aplastó contra el hueco de una puerta cercana, tratando de fundirse con las sombras. En su mano derecha habÃa una pistola de gran calibre.