«De súbito, crujieron los arbustos vecinos. Alguien se presentó inopinadamente en el lugar.Ella lanzó un grito de susto. El hombre frunció el ceño primero; luego sintió un vago temor al ver la clase de persona que habÃa aparecido de modo tan repentino.¿Persona?SÃ, tenÃa dos brazos y dos piernas, y vestÃa ropas de hombre, pero habÃa en sus facciones algo que hacÃa dudar fuese un ser humano. Si lo era, su normalidad resultaba incompleta».