EL hombre estaba muy nervioso. Esperaba una visita y conocÃa sobradamente los motivos de la misma.El nerviosismo de Roy Prather tenÃa, además, otros motivos. Estaba arruinado y buena parte de su ruina era culpa de la persona que iba a visitarle.La situación de Prather habÃa llegado a un punto crÃtico. Puesto que se consideraba perdido, se dijo que, al menos, el causante de su ruina iba a pagarlo muy caro.No le importaban las consecuencias. HacÃa tiempo que, decidido a todo, se habÃa preparado adecuadamente. TenÃa todo dispuesto y, apenas llegase el visitante, harÃa lo que habÃa pensado muy detenidamente en los últimos tiempos.Aquél llegó al atardecer. Era un sujeto de hombros macizos, rostro estólido y mirada poco amistosa.?Buenas tardes, señor Prather.