Temblando de miedo, pero decida a llegar hasta el fin, Moira Hool se detuvo a unos cincuenta metros de la casa sumida en la oscuridad. SÃ, aquélla era la casa que se indicaba en las instrucciones recibidas dÃas antes. Con la mano izquierda, apretó la carta que la habÃa llevado hasta aquellos parajes. Moira se la sabÃa de memoria. «Usted tiene una cuenta que saldar con el todopoderoso Tomlinson W. Ackers ?decÃa la misiva?. Si realmente desea vengarse de ese miserable, acuda a la dirección señalada en el plano adjunto, el dÃa 22 a las once en punto de la noche. Se le recomienda el máximo de discreción».