Caminaba deprisa. TemÃa llegar tarde a la cita. Por dicha razón, absorto en sus pensamientos, Walt Carpenter no oyó la voz del hombre que reclamaba su atención con urgencia: ?¡Teniente! Walter Carpenter, de la policÃa de Hattonville, no oyó siquiera al individuo. Éste, al ver que su llamada era desatendida, echó a correr tras el robusto teniente de policÃa, que caminaba con paso rápido a unos metros de distancia.