Se enteró, por un amigo conservero, que en Madrid habÃa una profesora muy buena, joven, de noble familia venida a menos, viuda y con dos hijos gemelos que, según decÃan, era estupenda para enseñar a las muchachas como Elvirita. Además, el informador añadió que dicha profesora conocÃa todas las artes sociales y que una profesora asà vestÃa en una casa y proporcionaba aire elegante a las niñas.Don Pedro se lo refirió a su mujer y ésta accedió de buen grado. Ahà es nada, una noble enseñando a su hija.