Jim Tonic era el mejor compañero que se puede desear para cualquier aventura. Lo descubrà cuando me sacó, primero de aquella perdida ciudad africana y, después, de la «civilizada» Ginebra. Ya les he dicho que Jim Tonic se parecÃa extraordinariamente a Lee Marvin. Por si esto fuera poco tenÃa una cavernosa voz, un poco común aguante a las bebidas alcohólicas, y una necesidad imperiosa de encender un cigarrillo antes de apagar la colilla del anterior.