Cajón era un lindo y pintoresco pueblo de la llanura californiana, a muy pocas millas de la costa por el Oeste y a una distancia relativamente corta de San Diego, casi en la frontera mexicana, por el Sur. Pueblo manso y tranquilo, poblado por habitantes de sangre cálida, pero perezosa, vivÃa una existencia abúlica y suave, que el sedante descanso de una guerra cruenta y muy reciente hacÃa más tranquila aún. Brindándole espacio dilatado para su expansión, se abrÃa en derredor de él una llanura ubérrima y verdegueante, donde los pastos eran una bendición del cielo, derramada con mano pródiga, y en la que los propietarios de los diseminados ranchos que ocupaban dicha extensión poseÃan cientos de hectáreas de terreno y necesitaban muchas horas de trotar a caballo para recorrer, en un dÃa, sus propiedades.