Reseña de Ojos de forajido
Los tres jinetes se detuvieron en la colina. Desde allí se divisaba una granja. Un hombre araba la tierra frente a la casa. ?Ahí lo tenemos, muchachos ?dijo uno de los jinetes, de bigote espeso que casi le cubría la boca. ?Dos mil dólares contantes y sonantes, Jack ?habló el más delgado. ?Sí, Sam ?contestó el tercero, de pómulos altos; y frente estrecha?Ese hombre vale para nosotros dos mil dólares y los vamos a cobrar. El delgado dijo con una sonrisa: ?La recompensa establece vivo o muerto. ?Será muerto ?dijo el llamado Jack, el del bigote espeso. Los otros dos rieron. ?¡Vamos por él! ?exclamó Jack.