Wilma Hougron dio la propina al botones que le habÃa subido las maletas. Cuando el muchacho hubo salido de la habitación, Wilma corrió a la terraza y la abrió de par en par. Ante sus ojos se ofreció el maravilloso cuadro del mar azul. Justamente hacÃa ahora cinco años no estaba allÃ. Europa quedaba muy lejos de Los Angeles y su sueldo como profesora ayudante en una universidad de California no daba para mucho. Siempre habÃa otras cosas más urgentes que atender, pero ahora habÃa conseguido una beca y estaba de nuevo en Niza. Le esperaban veinte maravillosos dÃas. También publicado por Editorial Bruguera en la colección Selecciones Servicio Secreto con el número 255 en el año 1967.