La poesÃa de Omar Khayyam ha hecho fortuna en occidente, acaso, de manera especial, porque a diferencia de los demás poetas persas, Khayyam prescinde de modo casi absoluto de la complicada retórica, las metáforas alambicadas y los sÃmbolos frondosos que proliferan en la literatura iraniana. EspÃritu sincero y directo, preocupado objetivamente por los problemas concretos de la vida, adopta la forma poética conocida con el nombre de robaiyat, cuya brevedad no consiente floreos retóricos cuando se trata de 'decir algo'. Su poesÃa fue introducida con éxito en Occidente a través del poeta irlandés Fitzgerald, a pesar de las variaciones por él introducidas en la versión inglesa. Pronto se sucedieron las traducciones a todos los idiomas cultos, basadas en colecciones de robaiyat más o menos atribuibles a Omar Khayyam. Los ciento sesenta y nueve que se incluyen aquà parecen ser los más indubitablemente atribuibles a Khayyam, de acuerdo con el criterio del orientalista francés Franz Toussaint, y bastan por sà solos, evidentemente, para ofrecer una visión total del pensamiento de su autor.Bajo una poesÃa que canta al amor y al vino, se esconde una de las voces más puras de la poesÃa mulsumana.La lectura del Rubaiyat significa un acercamiento a la literatura oriental. Contiene un profundo sentido humano que canta los deleites del amor y los goces de la vida que, con las transposiciones de amargura y optimismo, conforman el carácter del individuo acentuado en su realidad. La vida exige al hombre duros sacrificios porque es esclavo de sus propios prejuicios; entre tantos absurdos no disfruta de su efÃmera existencia. Jayyam quiere convencer al hombre de que está equivocado y lo invita a que se desnude de dogmas y doctrinas para que aproveche de los valores tangibles de la naturaleza.