Ambigua, decadente, neopagana, amena, filosófica, lineal, honda, El retrato de Dorian Gray admite la lectura más inocente y también la más perversa, porque Oscar Wilde era ambas cosas. En el famoso prefacio de esta rara, vivÃsima, acertadÃsima novela, Wilde asumÃa en una frase todas las contradicciones, las facetas, todos los múltiples prismas que en la novela existen: «Los escogidos son aquellos para quienes las cosas bellas sólo significan Belleza». Que el bienvenido y venturoso nuevo lector no lo pierda de vista. Tiene alto placer entre sus manos. Un talento bondadoso y subversivo.
LuÃs Antonio de Villena