En el Madrid populachero y aristocrático, lÃrico y sentimental de los principios del sigloXVIII? DÃa de fiesta de toros. Un torero clandestino, con el rostro cubierto de un pañuelo rojo, salta al ruedo? ¡Diego Montes! Grita la multitud. Y el temor se apodera de los «afrancesados», y el gozo invade a los patriotas que luchan en silencio.